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Productividad sin presión para tus hijos



Como madre en un mundo lleno de estímulos, responsabilidades y opciones infinitas, para mí el regalo más valioso que le puedo dar a mis hijos no es una agenda perfecta, sino la capacidad de elegir con claridad, priorizar con propósito y organizarse con autonomía.


Una madre me escribió en redes que le encantaría tener herramientas para que su hijo pueda organizarse, de ante mano debo confesarles que podemos querer apoyarlos, darle las herramientas, pero ellos las tomaran cuando quieran.


Como madre, mentora y autora enfocada en productividad con bienestar, he aprendido que enseñar a gestionar el tiempo no se trata de llenar horarios, sino de ayudar a nuestros hijos a tomar decisiones que reflejen quiénes son y hacia dónde quieren ir.



Experiencia propia

Recuerdo que compre en la adolescencia de mi hijo mayor, mil agendas y cuadernos para que se organizara, y nunca los uso, después de muchos años viendo como era mi método decidió usarlo en formato online, claro siempre llevándolo a su estilo.


Mientras que el pequeño usaba el sistema timebloking y le funcionaba, ahora que está más grande, tiene un método propio donde mezcla los bloques con la ley de Falklan y Deep work. La clave para él es que se concentre y haga las actividades en menor tiempo para poder tener espacios libres.


La caja de herramientas


Como me solicitaron les dejo algunas herramientas que le podemos dar a nuestros hijos para que se organicen y sean productivos, eso si recuerda que enseñas con el ejemplo no pretendas que vivas en estrés, corriendo y agotada con un desorden con tu vida y tus hijos sean organizados.


1. Conversa sobre el tiempo como un recurso limitado y poderoso

Habla con tus hijos sobre el tiempo como si fuera energía: no se puede recuperar, pero sí se puede usar con intención. Involúcralos en la planificación de su día, pregúntales:

  • ¿Qué es lo más importante hoy para ti?

  • ¿Cómo te gustaría sentirte al terminar el día?

    Estas preguntas los ayudan a pensar más allá de las tareas y conectarse con sus valores.



2. Usa herramientas visuales simples

No necesitas acciones complejas: un planner semanal en papel, post-its de colores o una pizarra blanca en su cuarto pueden ser poderosos. Enséñales a dividir su día en tres grandes bloques:

  • Lo que debo hacer

  • Lo que quiero hacer

  • Lo que me ayuda a descansar o crecer

Así aprenden que no todo es deber, ni todo placer: el equilibrio también se planifica.

Ahora si son tecnológicos como los adolescentes hay apps con colores y fáciles de usar que le pueden servir, aunque a los pequeños prefiero enseñarle con cuadros.


3. Enséñales a diferenciar lo urgente de lo importante

Un niño o adolescente productivo no es el que hace más tareas, sino el que sabe cuál hacer primero y por qué. Puedes usar una versión simple de la matriz de Eisenhower para que identifiquen:

  • Lo que deben hacer ya (ej: una entrega escolar atrasada)

  • Lo que pueden planificar (ej: trabajos, entrenamientos especiales de deporte)

  • Lo que pueden delegar o pedir ayuda

  • Lo que pueden dejar pasar (esto es clave para los niños perfeccionistas)

Esto fortalece la toma de decisiones y evita el estrés por acumulación.


4. Celebra los avances, no solo los resultados

Si queremos que se mantengan motivados, validemos su esfuerzo más que su perfección. Cuando un hijo decide estudiar antes de jugar, cuando toma una pausa para respirar en vez de reaccionar, cuando dice “no puedo ahora” porque está priorizando… eso es éxito.


🌟 El mensaje final que quiero dejarles es este:

Pueden hacer todo lo que quieran, si aprenden a elegir bien su “sí”, su “no” y su “ahora no”.

No se trata de tenerlo todo bajo control, sino de cultivar una mentalidad de responsabilidad, libertad y enfoque. Porque cuando saben organizar su tiempo, pueden vivir con más intención, menos culpa… y más alegría.

 



🧠 Método de estudio según Harvard

Muchas veces el caos comienza en temporada de exámenes, así que te dejo el método de estudio que ha funcionado por años, según Harvard


1. Estudia en sesiones cortas y enfocadas (Técnica Pomodoro)

Divide tu tiempo en bloques de 25-30 minutos de estudio profundo, seguidos de 5 minutos de descanso. Tras 4 bloques, toma una pausa más larga. Esto ayuda a mantener la concentración y evitar la fatiga mental.


2. Enseña lo que aprendes (Efecto Feynman)

Después de estudiar un tema, explícalo en voz alta como si se lo enseñaras a alguien que no lo conoce. Esto consolida tu comprensión y revela cualquier vacío de conocimiento.


3. Haz pruebas de práctica (Active recall)

En lugar de releer, recuerda activamente la información. Hazte preguntas, usa tarjetas (flashcards) o responde exámenes simulados. Esto entrena tu cerebro a recuperar información, justo como tendrás que hacer en el examen.


4. Espacia tu repaso (Spaced repetition)

En lugar de estudiar todo de una vez, distribuye tus repasos en varios días. Volver a la misma información en distintos momentos fortalece la memoria a largo plazo.


5. Relaciona conceptos (Aprendizaje intercalado)

Mezcla temas diferentes dentro de una misma sesión de estudio. Esto obliga al cerebro a hacer conexiones y aplicar el conocimiento en distintos contextos, lo que mejora la comprensión real.


6. Evita la multitarea

Estudiar con el celular cerca o con muchas pestañas abiertas reduce la retención. Harvard insiste en el estudio sin distracciones, con un entorno limpio y una sola tarea a la vez.


7. Duerme y cuida tu cuerpo

El sueño consolida lo aprendido. Estudiar sin dormir o sin alimentarte bien afecta la memoria y el rendimiento. Parte del método de Harvard es reconocer que el bienestar físico es parte del aprendizaje efectivo.

 

Espero que tu hijo pueda aprovechar esta información.

 
 
 

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